II Jornada estudiantil sobre Enseñanza de la Filosofía. Día 3


La primera mesa del último día contó con la participación de tres estudiantes: Ana Carolina Piña Zurutua, Eduardo Alfonso Villanueva Cáliz y Luis González Hurtado. La primera de los ponentes analizó la posibilidad de vincular la filosofía con el ámbito, cada vez más complejo, de los videojuegos. Piña Zurutua comentó que existen videojuegos como Deus Ex o Pillars of Eternity que son de una complejidad tal, que obligan al jugador ha centrar la atención sobre sus creencias morales o, incluso, religiosas. Además, estimulan la capacidad de analizar consecuencias a partir de decisiones tomadas para el desarrollo del propio juego. Mencionó que, en este sentido, la filosofía puede aprovechar fecundamente las posibilidades que algunos videojuegos abren, aunado a que permitirían que la filosofía se divulgase por un ámbito que, hasta ahora, se sigue considerando estrictamente centrado en el entretenimiento. La propuesta de Piña Zurutua consiste en elaborar videos en un canal de Youtube, con el objeto de analizar, desde una perspectiva filosófica, videojuegos en los cuales aparecen temáticas de corte ético, religioso, político y epistemológico. Con ello, la alumna pretende mostrar que hay elementos de los videojuegos que han sido tratados por la filosofía y que pueden ser pensados a profundidad mediante el bagaje de la misma.

En su ponencia, Eduardo Alfonso Villanueva Cáliz consideró que un mecanismo que ha resultado útil y que podría explotarse aún más para difundir la filosofía, es la elaboración de coloquios interdisciplinarios. Justificó lo anterior argumentando que el desarrollo del conocimiento en el presente exige la intervención de diversas disciplinas y que, sin duda, la filosofía puede contribuir sustantivamente gracias a las temáticas y los enfoques que posee. Como ejemplo narró la experiencia de un coloquio interdisciplinario sobre lingüística, en el que participarán diversas especialidades como, por ejemplo, la ciencia forense, la ingeniería computacional, la lingüística, la psicología y la filosofía mediante especialistas en el área de filosofía del lenguaje. Para Villanueva Cáliz, ese enfoque multidisciplinario es un campo fértil para dar a conocer el ejercicio de la filosofía académica, al tiempo que abriría nuevos temas de análisis para ella.

Cerró la mesa el alumno Luis González Hurtado, quien reflexionó sobre un fenómeno que acontece en las redes sociales, principalmente, y que se caracteriza por brindar información de manera sintética, con una dosis de humor: los memes. Dicho recurso, innegablemente, ha ido en aumento dentro de las redes sociales desde los últimos años y, sin lugar a dudas, son un recurso a través de lo cual se puede articular la ironía, la sátira y, en suma, la crítica social (algo análogo a la caricatura en el periodismo). Para González Hurtado, los memes pueden estimular la reflexión crítica y, a la vez, una aproximación hacia filósofos de la tradición. El estudiante informó que, de hecho, él lleva cinco años experimentando esta posibilidad, mediante una página de Facebook que ha creado y que lleva por título Transvaloración del pensamiento. Sin lugar a dudas, la presencia de los memes ha representado un mecanismo de crítica fundamental. Precisamente por ello, además de su formato (imagen breve, acompañada de texto sintético) permiten una difusión muy amplia en breve tiempo. Acaso el proyecto ayude a estimular la curiosidad de los cibernautas y, con ello, se cumpliría uno de los criterios de la divulgación filosófica: invitar a la gente a conocer el oficio filosófico.


Para la segunda mesa del día y última del evento, se contó con las participaciones de los estudiantes Mauricio Correa Mascota y Raúl Alberto Lara Ramírez. Las dos conferencias se complementaron totalmente, pues ambos reflexionaron en torno a su experiencia de práctica docente en el nivel secundaria. Incluso, ambos formaron parte de un grupo de estudiantes de filosofía que, en grupo, impartieron las sesiones sobre un mismo tema al mismo grupo de secundaria. En este sentido, Correa Mascota señaló que su labor consistió en cerrar el abordaje del tema adolescencia dentro de la asignatura “cívica y ética”. Se percató de que lo fundamental en el nivel secundaria es el de estimular el pensamiento autónomo de los alumnos. Consideró que hubo un notable resultado al observar que los propios jóvenes lograban articular una definición pensada por ellos mismos sobre el concepto adolescencia. En este sentido, se alcanzó la meta de estimular el pensamiento y llevarlo más allá de lo que los manuales procuran y, en general, la clase de cívica y ética suele lograr. Correa Mascota mencionó que, entre otras cosas, lo más importante es atender y valorar las opiniones de los alumnos, pues al sentirse tomados en cuenta realmente, su disposición hacia la participación en la clase es muy distinta. Para Correa Mascota, finalmente, la filosofía pudiera ser considerada más por el sentido que se queda impreso en la vida de los individuos, más que por la gama de teorías y autores que se pueden transmitir. En este sentido, concluyó, resulta más fecundo enseñar a pensar por cuenta propia a los chicos, que dotarles de contenidos históricos sobre la tradición filosófica.

Por su parte, Raúl Alberto Lara Ramírez reflexionó sobre el proceso de planeación e implementación de la clase. Recordó que, en lo general, todos los estudiantes de filosofía, acaso por su familiaridad con el trabajo universitario, al momento de impartir clase suelen hacerlo como si se fuese a dar una cátedra. Consideró que ello no es algo negativo, pero puede ser problemático si en otros niveles educativos se pretende brindar una enseñanza de esa naturaleza. En el caso de la secundaria, es fundamental interactuar con los estudiantes y, además, estimular la interacción entre ellos. Comprobó que, aunque pudiese preparar su clase con el rigor que se exige, en el momento de la implementación, la clase no puede reducirse a mera exposición del profesor hacia los jóvenes. Hacer ello es equivalente a perder la atención del alumnado y, en última instancia, se corre el riesgo de que el aprendizaje no se logre. Por ello, insistió en la necesidad de atender siempre al perfil del estudiantado para adecuar el tipo de discurso y las dinámicas de las sesiones. Mencionó que su tema versó sobre la noción de lo absurdo en relación con la adolescencia. El tema, sin lugar a dudas, causó mella en los estudiantes, pero logró impactar de tal forma en ellos, que su reflexión sobre la adolescencia fue más personal, poniendo en juego sus propias creencias. Lara Ramírez logró con ello, según consideró, estimular el pensamiento individual y reflexivo de sus alumnos.


Innegablemente, las Jornadas pusieron énfasis en las múltiples problemáticas que se encuentran alrededor del quehacer de la enseñanza de la filosofía. Es claro, sin embargo, que la transmisión de la filosofía no puede reducirse, sin más, al recorrido a lo largo de la historia de la filosofía. Los propios jóvenes son conscientes de que, al menos en el ámbito educativo, los niños, adolescentes y jóvenes tienen intereses muy distintos y, además, cuentan con un perfil diferente al de los jóvenes de los tiempos de la formación de los planes de estudios de los bachilleratos y secundarias de entonces. Los nuevos tiempos reclaman nuevas estrategias y nuevos mecanismos de transmisión. Las ideas plasmadas en estas Jornadas fueron un intento, apenas inicial, de esa mirada joven, fresca y abierta al futuro que permitirá que la vieja filosofía permanezca en el horizonte de nuevas generaciones.

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