“Bueno sí, nos equivocamos”: FIFA
El pasado domingo 27 de junio, los ánimos de gran parte de los mexicanos decayeron por la derrota en octavos de final del mundial, contra Argentina. Los pibes están dirigidos por el “boludo” del pelusa, el che aquel que con mano divina hizo campeones a los sureños en un mundial anterior. Según los especialistas, los mexicanos fueron superiores a los argentinos, jugaban con inteligencia (o con argumentos como dice el “elocuente” Luis García, porque de futbolista ya sabemos su historia) pero no lograban concretar la anotación. De esto se puede inferir, entonces, que Argentina —por ser inferior— jugó con menos estrategia y poca inteligencia. Y, sin embargo, ganó. Esto sólo puede implicar que la inteligencia no es un factor necesario ni determinante en el fútbol.
Sin embargo, la derrota no fue justa. Se mencionó que hubo un claro “fuera de lugar” que el árbitro del juego debió señalar y que bastaba para anular el gol que dicha jugada produjo. El mundo entero se dio cuenta de este error, menos el árbitro quien dejó validado el gol. Posterior a eso, un defensa (de cuyo nombre no puedo acordarme) pensó que se estaba echando una “cascarita”, pateó “suavecito” el balón, un argentino se lo robó, disparó y al portero mexicano le faltaron centímetros para detener el tiro.
Pero ya basta de repetir la dolorosa pérdida mexicana. La cuestión es que ahora surge la noticia de que la FIFA ha reconocido que, efectivamente, el primer gol contra México sí debió ser anulado. Pero como ya lo pasado, pasado, el organismo internacional del “balón pie” ha prometido tener más cuidado y no permitir esos errores para el próximo mundial.
Hay un dejo de cinismo en la disculpa de la FIFA, pues pareciese que ellos piensan que los partidos del mundial son sólo un juego de fútbol, cuando ellos mismos saben que se trata, en el fondo, de un negocio redondo que depende de los fanáticos del soccer. En gran medida, una selección de fútbol tiene apoyo por toda la cantidad de inversionistas que, a través de vender sus productos con la imagen de la selección, genera el capital necesario para que los jugadores vayan a tratar de ganar una estatuilla. Por consiguiente, que se les haga perder en un juego por errores de los árbitros no sólo demuestra ineptitud sino incompetencia y falta de conciencia de lo que ocurre.
El fútbol no es sólo un juego; es una forma de hacer dinero. Esto es de lo que la gente no se suele dar cuenta. El soccer (y casi todos los deportes más demandados) tiene todo su auge merced a nuestros bolsillos. Cada imagen que tenga al “Cuau” en su playera, en el llavero, en el refresco o la lechita del lunch de los niños, genera ganancias para él, aunque pierda en la cancha. En otros términos, el fútbol es la representación lúdica de la globalización. El mundo se torna homogéneo en el mundial: se vuelve el negocio redondo. Ser corrido de la expo “tu jugador de fútbol 2010”, que es en lo que se convierte el mundial, cierra oportunidades de ganancia para México, aunque parezca increíble. Y todo, porque el árbitro no se dio cuenta del fuera de lugar.
Comentarios
Con todo y que el futból americano es más "neanderthal" (lo digo por los golpes), ha permitido el uso de las repeticiones por medio de los "desafíos". Estos son limitados y sólo se usan en caso de que el entrenador dude de la decisión de los árbitros. En ese sentido, este deporte logró evolucionar y echar mano de la tecnología sin quitarle importancia a la figura del árbitro.
Entonces me pregunto: ¿por qué tanto alboroto?