El puño izquierdo
La dialéctica del poder ha exigido, desde antiguo, una interacción entre la denominada “derecha” y la “izquierda”. De hecho, el poder generalmente se representa con la derecha, que simboliza fuerza y destreza. La diestra es, por tanto, la mano pesada que aprieta el puño y oprime a las minorías. La izquierda, por consiguiente, suele ser la im-potente; en ella no radica el poder sino la resistencia y la continencia. La izquierda aloja a las minorías, a los oprimidos, a los marginados; coge a todos los que caen del puño diestro asfixiante.
Hoy en día y en México, el poder de la izquierda ya no es sólo resistente sino ejecutante. Los izquierdistas (sea lo que eso signifique hoy día), afirman que ya no es tolerable ni viable un gobierno opresor. Las minorías ya no tienen por qué vivir al margen de la sociedad ni ser rechazados; hasta parece que es necesario, por tanto, golpear al poder con un “zurdaso”. Esto es lo llamativo. La izquierda, al pretender esto, necesariamente requiere poder, mas éste sólo lo tiene la derecha por definición. Por consiguiente, o la derecha no es tan poderosa o la izquierda es bastante potente.
Esto último se instancia en los hechos que ocurren en la FFyL, donde la izquierda estudiantil (aunque, desde luego, no todos poseen un pensamiento homogéneo), tiene bastante poder; tanto, que abusan del “derecho” (qué irónico) que tienen al espacio del “Che Guevara”. Y no sólo eso, tienen poder para tomar la Facultad entera si es que lo creen conveniente en pos de mantener viva su lucha, a pesar de que haya muchos otros estudiantes –que también tienen derecho– que no estén de acuerdo con ellos. Pero los siniestros gritan a quienes no concuerdan con sus ideales que son unos vendidos, represores e intolerantes que se niegan al diálogo y a la realidad.
El poder de los izquierdistas es evidente. Sus metas (aún no muy claras, por cierto) no son en sí mismas censurables, pero tampoco son tan admirables como para desvivirse por ellas. El poder de los jóvenes ocupantes del “Che” es desmesurado; su sed de justicia linda sutilmente con la venganza, la furia y la crítica acrítica. Su fuerza los puede volver agresivos, al punto de defenderse con la mejor estrategia defensiva: el ataque; he aquí la opresión de los oprimidos.
Por otro lado, sin embargo, no puede negarse la vitalidad que inyectan a la dinámica política de la Universidad. No obstante, a veces parece que hay más intereses en juego allende los límites de la academia. ¿Cuál es el sentido de la oposición? Y en esto hay que ser enfáticos: no es censurable la oposición en sí misma, pero es poco claro el “hacia dónde” de ella.
En última instancia, lo que hay que evitar es el halo de violencia que pueda generarse. La sangre, mártir o no, no se redime con ideales. La lucha política, casi en toda la historia, ha derivado en corrupción, dolor y traición. ¿Es la confrontación la única manera de defenderse? ¿Esto es el diálogo desde el punto de vista político?
Comentarios
1. No concuerdo con que el poder siempre se encuentre en la derecha. En Latinoamérica hay países que demuestran lo contrario, la opinión sobre los gobiernos de los mismos es otro tema. Así mismo, no creo que la diestra sea la única con la capacidad de ejercer la violencia para imponer orden, casos históricos serían la URSS y la República Popular China, en particular durante el estalinismo y la revolución cultural, respectivamente.
2. No creo que los oprimidos y las minorías necesariamente se encuentren a la izquierda. Parte importante del discurso de la izquierda consiste en considerarse los defensores de todos los desfavorecidos, lo cual no quiere decir que esos oprimidos se identifiquen con los postulados de la izquierda. También puede haber gente "jodida" y de derecha. Creo que la condición social no determina con que extremo del espectro político te identificas.
3. Con respecto a los ocupantes del Che, concuerdo total y completamente. No son de aquellos que practican lo que predican.
Disculpa la tardanza de ocho días... no había tenido tiempo de sentarme a leer y a escribir con tranquilidad.
Vic
Pues mira, estoy de acuerdo contigo en tus dos primeros puntos porque aquello en lo que no concuerdas es una idea que creo que sólo yo tengo (lo cual no me hace especial, sino anormal).
Verás, aunque sospecho que tu idea de "izquierda" y "derecha" consiste en que la primera se define por defender a los desamparados u oprimidos y la segunda por beneficiar a las mayorías y en nuestros tiempos con el objetivo de avanzar económicamente (claro, la diferencia que señalo tiene sus matices y complejidades, disculpa esta reducción abrupta), no concuerdo con tales nociones porque conducen, precisamente, a contradicciones como las que claramente señalas.
La contradicción más importante, que está implícita en tu comentario, es que la "zurda" se torna en diestra cuando adquiere el poder. ¿Por qué? Porque en la mayor parte de las naciones los desamparados y desprotegidos u oprimidos son muchos, es decir, son mayoría. Y en el momento en que una cierta ideología política adquiere el poder para atender a es mayoría, se torna de derecha porque siempre intentará permear sus ideales a dicha mayoría y, por consiguiente, los que no se encuentren de acuerdo con el régimen serán "la oposición", delarada o no. En este sentido, estos últimos serían de "izquierda".
El asunto del "Che" es un ejemplo más que claro de la contradicción que señalo, al igual que el asunto en Latinoamérica, China o la URSS. Lo mismo podríamos decir del PRI.
En fin, independientemente de cómo entendamos las nociones de "izquierda" o "derecha", me parece que la confrontación entre dichas potencias tiene en el fondo un ansia de homologación. Cada fuerza, en suma, pretende demostrar y aplicar que tiene razón. La oposición siempre será quienes dudan de esa razón.
Por eso, los gobiernos de "izquierda" que han adquirido poder, en realidad se comportan como diestros gobernantes; un tanto así ocurre con los del "Che"
Gracias por comentar y espero haberme dado a entender.
Ojalá te vea más por acá.
Te envío un abrazo.