El amor anti-platónico

Entrevista a Merlina - Mejora emocional para parejas from Merlina Meiler on Vimeo.



Es evidente que la vida contemporánea se caracteriza por el énfasis que se le da al individualismo, a esa necesidad de no perder la autonomía y la propia personalidad; esto que se llama “ser independiente”.

En nuestros tiempos, la in-dependencia es signo de madurez. Ser dependiente quiere decir que se padece alguna patología que no le permite a uno mismo “crecer” como persona. Para evitar caer en tan fatídico destino, lo que cada quien tiene que hacer es plantearse metas claras, ser sincero con uno mismo (es decir, fijarse metas que –paradójicamente– deben ser correctas a ojos de otros) y no esperar nada de nadie pues, según se dice en estos tiempos, “nadie es imprescindible”.

Tales actitudes y formas de pensar han desarrollado un conflicto para entender al amor, este sentimiento que lo vulnera a uno, lo hace sentirse incompleto y dependiente. Definitivamente, vivimos en una época que censura las nociones que Platón y neoplatónicos tenían del amor. De hecho, hoy en día, lo que se entiende por “amor platónico” es algo que no hace justicia al ateniense; este tipo de amor se concibe como un “amor ideal” que uno tiene con alguna celebridad. El amor platónico, entonces, es una quimera, un invento, una fantasía que nos hace sentir bien pero que nunca se podrá realizar.

Y es que a pesar de que tal noción del amor en Platón es equivocada, nuestros tiempos considerarían igual de idílica la verdadera noción de amor platónico. En efecto, el hecho de estar sesgados de nuestra otra mitad hace pensar a más de uno que se trata de una especie de dependencia. En Platón el hombre es simbólico porque es incompleto y el otro llena con su ser fragmentado lo que a uno le falta para ser auténticamente. Pero como hoy en día ser auténtico quiere decir ser autónomo, entonces sentirse incompleto y buscar a una pareja para llenar esos huecos es fracasar en el proyecto de la vida, es carecer de la “madurez emocional” para vivir por cuenta propia.

Resulta, entonces, que reconocer las propias carencias del alma (incluso hablar de “alma”) no sólo es anticuado y ridículo sino patológico. El video de esta señorita reitera, justamente, la necesidad de reafirmar que el amor debe ser bien pensado, que no hay que dejar que nos “ganen” las emociones y que debemos huir cuando sentimos incomodidad o continuar si podemos ser nosotros mismos a pesar de tener una pareja. El ideal es, por lo que vemos, generar un método, un manual del amor que no tiene como centro la virtud o excelencia, sino la conveniencia o el cálculo preciso de los intereses afines con el mínimo de sufrimiento: amar, amándose a uno mismo.

Comentarios

Black Bird ha dicho que…
Me agradó mucho tu post mi estimado Charles Dope pero estaba pensando sobre ensayar la hipótesis contraria...
Pues creo que los medios nos dicen todo el tiempo que no estamos completos, que necesitamos una serie de productos para "completarnos", para llegar a una versión mejorada de nosotros mismos para ser aceptados por el sexo contrario.
De hecho hay un mensaje un tanto cruzado por ahí donde juegan estos dos polos: el de la incompletitud que se realiza en el consumo y el otro que nos dice que somos sujetos autónomos que podemos elegir una pareja mas o menos del mismo modo que compramos un carro o una casa...
En fin, espero que disfrutes las vacaciones y dispongas unas chelas, ya sabes con el afan epistemológico de revivir el espíritu del banquete y retomar la discusión unos cuantos años después je je je
Carolus ha dicho que…
Creo que tienes razón cuando subrayas que los medios nos recuerdas que somos "incompletos" y, por ello, debemos consumir para satisfacer las carencias.

En efecto, parece que hay un doble discurso. Por un lado, no estamos completos y somos capaces de "perfeccionarnos", es decir, de superar nuestras carencias, a través de los productos que se encuentran en el mercado. Por otro lado, uno debe ser emocionalmente independiente porque, finalmente, el hecho de consumir para mejorarse es una versión más del valor irrevocable que tiene el hecho de "ser independiente". Ésta es la paradoja: se es independiente dependiendo de los productos que el mercado nos ofrece.

Lo lamentable es que dependamos de productos, mercancías, en suma, entes inanimados y que ello esté bien. Pero depender amorosamente de alguien es, de acuerdo con la opinión popular, cuasi patológico.

Qué gusto que me visites por acá. Te envío un abrazo.

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