Goya y centuria Puma


Hoy, según los registros oficiales y a pesar del Dr. Garciadiego, la Universidad Nacional Autónoma de México (alias UNAM o Pumas) ha llegado a la venerable edad de cien años. Y es que la UNAM es más que una universidad o, mejor aún, es precisamente ello. Es un universo peculiar que emula pero de manera más sofisticada y culta, el caótico modo de ser del grueso de los mexicanos. En efecto, la Universidad Nacional es, ¿quién puede negarlo realmente?, el orgullo cultural y educativo de México.

Es cierto que la "máxima casa de estudios" posee unos vicios que son innegables e insufribles, pero más allá de las telarañas burocráticas, el sindicalismo vigente, la sobrepoblación y poca modernización de algunas facultades, la UNAM ha generado algo que raras veces se percibe con otras instituciones: ha generado un sentimiento de pertenencia y la convicción en muchos, muchísimos mexicanos, de que a la UNAM "como no la voy a querer".

Más allá de los vicios graves de la UNAM (porque definitivamente sí son problemas cuya urgencia no se puede negar), la experiencia de ser puma es, francamente, conmovedora. Mirar los entandartes con el escudo, la solemnidad de los grandes maestros, la vitalidad de toda una juventud que pasea formándose por todo lo ancho universitario; los edificios antiguos cuya historia estremece; vamos, hasta la representación de un equipo de futbol soquer en primera división, lo hace sentir a uno que se está integrando a una familia por demás enorme, que brinda la confianza y responsabilidad de que sobre nuestras manos recae el deber de mantenerla siendo lo que ha sido.

Así, los mexicanos han logrado, por un siglo, mantener un espíritu universitario independientemente de cómo sea que cada egresado, académico, trabajor o alumno lo conciba y exprese. "Ser puma" es una expresión de identificación que, aunque no aclarada del todo, sin embargo resulta ser el punto de inflexión a partir del cual miles de mexicanos se hallan ligados. Este simple, pero nada sencillo hecho, es lo que vale la pena celebrar, pues ha sido una institución académica la que ha generado un gran lazo de unión entre muchos mexicanos, sin importar partido político, clase social (porque hasta algunos ricos reconocen en la UNAM un gran símbolo de nuestra edución y cultura) o inclinaciones personales.

En fin, felicidades Alma Mater y que la voz del Espíritu siga resonando en lo más profundo de nuestra raza.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Felicidades a la UNAM y a todos cuantos pertenecemos, en poca o gran medida, a ella.

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