"¿Por qué te quiero tanto?"

Así, con esta pregunta, se evidencia la impotencia racional. Quererte sin mesura: esto es lo incomprensible. Ya lo decía el ateniense, este desbordar no puede ser otra cosa que el entusiasmo; es un momento frenético en el que no me puedo contener; es un arrebato, es ímpetu que acude al llamado, al tuyo.¿Qué razones se le pueden dar al espíritu que, cautivado, se arroja por la búsqueda de iluminación, de aquella chispa rodeada de incertidumbre? Querer sin medida es amar: es locura natural.

Loco es quien está fuera de lo común y, a su vez, es común –que no por ello bueno– no salirse de sí. Querer tanto, pues, es una locura; ¿es mala si es natural? Dolorosa, tal vez, pero en su padecer se encuentra el placer: me duele quererte tanto, pero no sabes cómo lo disfruto. Nuevamente la razón no lo entiende: ¿desear dolor y en él regocijarse? Si duele está con vida: quererte, entonces, es vital.

La incertidumbre se halla en el misterio de la reciprocidad; el que quiere (tanto) se arroja vehemente en pos de algo que no ve, pero que intuye. La tragedia surge cuando el querido no se arroja hacia el otro. La reciprocidad garantiza la conservación del uno en el otro; pero el misterio no. Lo racional (y a veces lo concreto) es lo primero, lo segundo –el misterio– es el hecho. Quererte es un acto de fe y, por tanto, de valentía.

Y es que, quererte tanto es in-definible: no cabe en palabras, menos en razones. Pero sólo pido que permitas, que conserves mi vida loca de fe: tanto te quiero.

Comentarios

Lidia ha dicho que…
Sólo eso, amén.
Y ni las palabras, producto de la razon son suficientes.
Con locura, hasta dar la vida, confiarle la vida al ser amado.
Carlos V. ha dicho que…
Amar es doloroso, nos acerca a la muerte porque nos obliga a abandonarnos; por ello se nos va la vida amando. Pero, al mismo tiempo, el amor es revitalizante pues nos recuerda que estamos vivos (ya en el amante, ya en nosotros para aquél). Esto es lo incomprensible para la razón.
Un abrazo.

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